Cada 3 de mayo, el mundo recuerda que sin libertad de prensa no hay democracia verdadera, ni sociedades justas, ni desarrollo sostenible.
Proclamado por las Naciones Unidas en 1993, el Día Mundial de la Libertad de Prensa nos invita a reflexionar sobre un principio fundamental: el derecho de toda persona a buscar, recibir y difundir información, sin restricciones ni fronteras, tal como lo consagra el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En tiempos donde la censura, la violencia contra periodistas y los modelos autoritarios amenazan este derecho en diversos países, desde la AIR reiteramos que la libertad de expresión no es una concesión de los gobiernos, sino una conquista irrenunciable de los pueblos.
Los medios de comunicación privados, libres e independientes, especialmente la radio y la televisión, desempeñan un papel esencial en la vida democrática, promoviendo el pluralismo, la transparencia y el debate público informado.
La defensa de estos valores no es tarea de un solo día. Es un compromiso constante de la Asociación Internacional de Radiodifusión y de los miles de radiodifusores que, en todo el continente americano, asumen con responsabilidad y valentía su rol como pilares de la libertad y guardianes de la democracia.
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