La violencia en México y la guerra en Ucrania llevaron a un aumento en el asesinato de periodistas
El año 2022 fue testigo de un devastador declive en la seguridad de los periodistas, ya que 66 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación de todo el mundo fueron asesinados en relación con su profesión, según datos del Instituto Internacional de la Prensa (IPI). Esta cifra supone un fuerte aumento con respecto a los 45 periodistas asesinados en 2021.
Los crecientes ataques contra periodistas en México, así como la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, fueron los principales factores detrás del aumento de los asesinatos de periodistas. Catorce periodistas fueron asesinados en México en 2022, el año más mortífero para los medios de comunicación del país desde 2017. Mientras tanto, ocho periodistas murieron cubriendo la guerra de Rusia en Ucrania, entre ellos reporteros ucranianos y extranjeros.
Este año se han producido otras espeluznantes agresiones contra periodistas, como el tiroteo mortal contra la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh, perpetrado por fuerzas israelíes mientras informaba sobre una incursión israelí en Cisjordania en mayo.
El hecho de que los Estados no garanticen justicia por las agresiones a periodistas sigue siendo terreno abonado para la violencia contra la prensa. El IPI pide a las autoridades de todo el mundo que pongan fin a la impunidad de estos crímenes y garanticen la protección de los periodistas.
Documentando asesinatos de periodistas desde 1997
La red mundial del IPI ha publicado hoy su informe anual sobre asesinatos de periodistas. En 2022, la Base de Datos del IPI sobre Periodistas Asesinados documentó un total de 66 periodistas que fueron asesinados en relación con su trabajo o perdieron la vida en misión. Ocho eran mujeres y 58 hombres.
La base de datos del IPI clasifica los asesinatos de periodistas en cinco categorías. En 2022 hubo 39 asesinatos selectivos, lo que significa que los periodistas fueron asesinados debido a su trabajo. Siete periodistas fueron asesinados mientras cubrían conflictos armados, en comparación con tres casos en esta categoría en 2021. Dos fueron asesinados mientras cubrían disturbios civiles, y dos perdieron la vida mientras estaban en misión. En los 16 casos restantes, las circunstancias y el motivo del asesinato del periodista siguen sin confirmarse, pero no puede descartarse que se trate de un asesinato relacionado con el trabajo.
Desde 1997, el IPI documenta los asesinatos de periodistas, editores y fotoperiodistas, así como de otros trabajadores de los medios de comunicación que contribuyen directamente al contenido de las noticias, como los camarógrafos. Las estadísticas del IPI se basan en el seguimiento regular que hace la organización de las agresiones a periodistas. Además, el IPI colabora estrechamente con su red de miembros y con organizaciones periodísticas locales para evaluar si es probable que el asesinato de un periodista esté relacionado con su trabajo o no.
Año trágico para los periodistas en América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe fue la región más mortífera para los periodistas en 2022. Este año marcó uno de los periodos más oscuros para la prensa mexicana de los últimos tiempos. Con 14 asesinatos documentados, México siguió siendo el país más mortífero del mundo para los periodistas, incluso en comparación con zonas en guerra activa como Ucrania.
En la mayoría de los casos, los periodistas fueron atacados deliberadamente debido a su trabajo. Los periodistas que trabajaban en las regiones más remotas del país corrían especial peligro. Muchos de los periodistas asesinados, como Heber López Vázquez, Margarito Martínez, Juan Carlos Muñiz y Jorge Luis Camero, informaban sobre corrupción y crimen organizado. Algunos de ellos, como Antonio de la Cruz y Maria Guadalupe Lourdes Maldonado López, recibieron graves amenazas por sus reportajes.
La impunidad de los crímenes contra periodistas en México es prácticamente total. Las medidas adoptadas por las autoridades para proteger a los periodistas en peligro han sido insuficientes. Por otra parte, a pesar de las promesas del presidente mexicano, Andrés Manuel Lopéz Obrador, de "acabar con la corrupción y la impunidad", el mandatario se ha dado a conocer, en cambio, por sus ataques verbales contra los periodistas. En febrero, rechazó agresivamente una resolución aprobada por el Parlamento Europeo en la que se condenaba el reciente aumento de la violencia contra la prensa en México.
"La horrible matanza de periodistas en México demuestra que los criminales tienen el control, ya que pueden actuar con impunidad", ha declarado Frane Maroević, Director Ejecutivo del IPI. "El gobierno mexicano tiene que actuar ahora para proteger a los periodistas que están arriesgando sus vidas y para restablecer el estado de derecho, garantizando justicia para los que fueron asesinados."
Además de México, un alarmante número de periodistas fueron asesinados en Haití, donde un total de ocho periodistas perdieron la vida por su profesión. Haití ha sufrido recientemente disturbios políticos y un aumento de la violencia entre bandas. Los jóvenes periodistas haitianos Frantzsen Charles y Tayson Lartigue murieron tiroteados por presuntos miembros de bandas, y los periodistas Amady John Wesley y Wilguens Louissaint fueron quemados vivos por miembros de bandas en las afueras de Puerto Príncipe, la capital de Haití.
Ucrania: Reporteros valientes en primera línea
Desde que Rusia comenzó su invasión a gran escala de Ucrania en febrero, el IPI ha registrado un total de ocho periodistas y trabajadores de los medios de comunicación, incluidos reporteros ucranianos y extranjeros, que se ha confirmado han sido asesinados en el cumplimiento de su deber o a causa de su profesión periodística. Hay indicios de que hasta cuatro periodistas y trabajadores de los medios de comunicación ucranianos más pueden haber sido asesinados por tropas rusas en relación con su profesión, aunque estos casos aún no han sido verificados, y no están registrados en la Base de Datos de Periodistas Asesinados del IPI.
Muchos de los periodistas murieron mientras cubrían la guerra en el frente, incluidos Frédéric Leclerc-Imhoff, Pierre Zakrzewski, Oleksandra Kuvshynova, Mantas Kvedaravicius y Brent Renaud, que murieron cuando sus vehículos fueron tiroteados en incidentes separados. El operador de cámara ucraniano Yevhenii Sakun murió durante el bombardeo ruso de la torre de televisión de Kiev, y la periodista de investigación rusa Oksana Baulina perdió la vida tras sufrir un bombardeo ruso mientras filmaba la destrucción de un centro comercial en Kiev. El fotógrafo y documentalista ucraniano Maks Levin fue asesinado en la región de Kiev con dos disparos de armas ligeras por soldados rusos. Según la Fiscalía General de Ucrania, Levin iba desarmado y llevaba un chaleco de prensa.
Según el derecho internacional, atacar deliberadamente a periodistas que trabajan en una zona de conflicto constituye un crimen de guerra. La red IPI pide a las fuerzas militares que tomen todas las medidas posibles para garantizar la seguridad de todos los periodistas que informan sobre el terreno. Los responsables de atentar contra periodistas deben rendir cuentas.
"Este año se ha vuelto a poner de manifiesto el papel crítico y peligroso de los periodistas que cubren las guerras. Sin ellos, solo oiríamos hablar a los militares", ha declarado Maroević. "El IPI honra la memoria de todos los periodistas que perdieron la vida informando sobre la actual invasión rusa de Ucrania".
La violencia contra periodistas sigue siendo un problema global
Aunque el número de asesinatos en Asia y el Pacífico disminuyó un poco -a 11 casos frente a los 18 registrados en 2021-, la situación en Filipinas dio un giro oscuro con un total de cinco locutores de radio asesinados en 2022. En Filipinas, los periodistas independientes trabajan en un clima de intensa hostilidad y violencia, tras años de ataques a la prensa por parte del ex presidente Rodrigo Duterte.
En Cercano Oriente y Norte de África se registró un ligero aumento con respecto al año pasado, con cinco asesinatos registrados. En el África subsahariana hubo tres asesinatos documentados, entre ellos el del periodista disidente paquistaní Arshad Sharif, muerto a tiros en circunstancias poco claras en Kenia.
La impunidad alimenta más violencia
La impunidad de los asesinatos de periodistas sigue impulsando el ciclo de violencia contra la prensa. El Plan de Acción de la ONU sobre la Seguridad de los Periodistas se puso en marcha en 2012 para proteger mejor a la prensa y combatir la impunidad, pero diez años después es obvio que no se ha hecho lo suficiente. El periodismo se ha convertido en una de las profesiones más peligrosas del mundo y, al menos en nueve de cada diez casos, los asesinos de periodistas quedan impunes, especialmente los que en última instancia ordenaron los asesinatos.
El 2 de noviembre, mientras los Estados miembros de la ONU se reunían en Viena con motivo del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad, el IPI celebró una manifestación pública y lanzó una nueva campaña para llamar la atención sobre el problema mundial de la impunidad de los crímenes contra periodistas. El IPI también se unió a los defensores de la libertad de prensa de todo el mundo en un llamamiento conjunto preliminar a la acción dirigido a todos los Estados. El Llamamiento a la Acción incluye una serie de recomendaciones concretas para mejorar la seguridad de los periodistas y hacer frente a la impunidad de los crímenes contra periodistas.
A pesar de la inmensa presión internacional, las pruebas creíbles y los relatos de testigos presenciales, el gobierno israelí se ha negado a llevar a cabo una investigación independiente e imparcial sobre el asesinato de Shireen Abu Akleh, Héroe Mundial de la Libertad de Prensa del IPI-SIM, y a pedir cuentas a los responsables. Seis meses después de su muerte, el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició una investigación sobre el asesinato, y el IPI, junto con otras partes interesadas, presentó una solicitud formal de investigación a la Corte Penal Internacional.
Incluso en los raros casos en los que se ha avanzado hacia la rendición de cuentas, aún no se ha hecho justicia. En el caso del asesinato de Daphne Caruana Galizia, destacada periodista de investigación de Malta, los dos sicarios fueron finalmente condenados a 40 años de prisión en octubre de 2022. Sin embargo, cinco años después de su asesinato, siguen pendientes los procedimientos judiciales contra el presunto autor intelectual, Yorgen Fenech, y dos hombres que supuestamente suministraron la bomba. La lucha por una justicia plena continúa, ya que las reformas concretas para proteger a los periodistas siguen siendo esquivas debido a la falta de voluntad política de las autoridades maltesas.
En muchos casos, las investigaciones sobre asesinatos de periodistas se estancan por falta de voluntad política, ya que la verdad podría implicar a los que están en el poder o hacer caer sistemas corruptos. La impunidad tiene un efecto escalofriante sobre la libertad de prensa, debilita la democracia, impide a los periodistas informar sobre determinados temas y fomenta más violencia contra los medios de comunicación.
"Es indignante que maten a periodistas porque nos traen información que alguien quiere ocultar. Es inaceptable que las familias pierdan a sus seres queridos y que se niegue información al público simplemente porque alguien quiere ocultar la información, porque alguien está matando a los mensajeros", concluyó Maroević.
"Cada uno de estos 66 asesinatos no es sólo una inmensa tragedia para sus seres queridos, sus amigos y colegas, cada asesinato es un ataque a la libertad de prensa mundial".
Fuente: International Press Institute